Escuchando las preguntas y las dudas de parte del alumnado de español descubrimos el Museo de San Isidro de Madrid.
Estamos en Madrid, mejor dicho estamos en el Mayrit del año 1100, perteneciente a la taifa de Toledo, área dominada por los bereberes y un labrador mozárabe que estuvo posiblemente al servicio de la familia Vargas lleva por nombre Isidro, aún no se ha ganado el San Isidro fue un santo zahorí, pocero, taumatúrgico y hacedor de lluvias, hombre sencillo y bienhechor de los pobres.
Fue beatificado por el papa Paulo V el 14 de junio de 1619, y el 12 de marzo de 1622 canonizado por Gregorio XV. Se ganó sus alas con diversos milagros, siendo el más popular el del pozo: su hijo se cayó a un pozo y el padre, gracias a su oración, hizo que las aguas del pozo subieran y pudo rescatarlo. La tradición ha situado siempre el pozo del milagro en el interior de la casa Museo de los Orígenes de Madrid.
Y justamente allí nos fuimos.
Pertrechados con gorras, sombreros, pañuelos y botellas de agua pues el calor aprieta e incluso ahoga en estas fechas del año.
Nuestro grupo de 20 personas de todas las edades y nacionalidades empezamos nuestro periplo en la casa museo de los Orígenes de Madrid. Lo primero que vimos fueron diversos restos de animales prehistóricos y nos impactó los colmillos del mamut. Impresionante.
Pasamos por Roma y sus vasijas, por los visigodos y sus armas y llegamos a la época musulmana y sus casas.Terminamos con el Madrid capital de la Corte y sus pinturas. Los cenotafios de El Caballero y La Dama, La Latina. El patio de la casa es una delicia, sus estatuas son, perdóneseme la simpleza, historia de Madrid, el Oso, el antiquísimo Dragón, los Hércules…. vayan por favor a verlo, vayan.
Y por supuesto la capilla dedicada al Santo y el famoso pozo de la leyenda. Vayan a verlo y perdonen lo reiterativo.
Caminamos, culebreando de sombra en sombra y arribamos a las escaleras que dan a la Catedral de la Almudena, pegada al Palacio Real y una de las vistas más impresionantes de la ciudad.
¡Qué bonito día! escuchaban nuestros oídos y tenemos que repetirlo. Sensación de trabajo hecho, de satisfacción plena y de orgullo por nuestro oficio, nuestra oficina y nuestro querido alumnado.
Volveremos, y no se pierdan los mosaicos y los frescos…
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