Disfrutamos de la compañía, del arte y de la literatura.

Un día completo de convivencia en el barrio más literario de Madrid a través de un paseo matinal.

 La Oficina Sur se unió, de nuevo, para ofrecer una nueva actividad a sus usuarios y usuarias en el marco del Día Internacional del Libro, celebrado el 24 de abril, un paseo literario por el barrio de la letras.

El alumnado de clases de español y el grupo joven tuvieron la oportunidad de participar en un evento, que sin ser maximalistas, podría calificarse de mágico.

 

Ëramos un grupo numerosísimo de personas ávidas de encontrarnos y de ver nuestra ciudad con otros ojos. Empezamos en el Congreso de los Diputados y en su estatua del divino Cervantes, perdón, de Don Miguel de Cervantes Saavedra, epítome máximo de las letras hispánicas, seguidamente pasamos al Ateneo de Madrid, casa histórica de la cultura patria y hogar de premios nobeles, presidentes de gobierno, literatos y artistas de fuste y renombre.

 

Continuamos literalmente deteniéndonos en la casa de Quevedo, sita en la calle de su mismo nombre y en la casa de Lope de Vega con su más que coqueto jardín, permítaseme la licencia del adjetivo, lugar donde hallamos un respiro para socializar entre todos y todas.

Llegamos a la calle de las Huertas y recorrimos su largura fijándonos en los fragmentos escritos en su pavés y volando con ellos.

 

Caminando pasamos por la plaza Santa Ana y sus teatros y por las calles adyacentes a Sol , en donde embocamos por la calle de Carretas.

Déjenme, después de tan breve descripción de nuestra jornada, que me detenga en el Ateneo. La fachada es magnífica y promete bellísimas emociones en su interior. No defrauda. La entrada flanqueada por estatuas al estilo clásico viene a dar a una galería de retratos de las personas que formaron parte del Ateneo, conjunto imponente. Seré escueto, el interior en IMPRESIONANTE, las salas de reunión y la gran sala de actos. Les dejo el anzuelo y les ruego que piquen. Vayan a verlo, vayan y luego agradézcanmelo.

La jornada en términos de combate, fue una victoria sin paliativos. Disfrutamos de la compañía , de las nuevas amistades, del arte de esta ciudad y de sus numerosos rincones, aprendimos y gozamos. Un placer verdadero.

 

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