El Parque de la Dehesa de la Villa conserva un interesante patrimonio arqueológico de la Guerra Civil Española

 

 

El viernes día 29 de octubre, entre nubes grisáceas, amenazas de lluvia y una gran mañana de otoño, el Grupo de Jóvenes  de las oficinas municipales emprende como cada viernes su gran mañana. En esta ocasión, nuestro plan era conocer la historia de la Guerra Civil española dentro de la gran Dehesa de la Villa. Al llegar una gran bienvenida del que será nuestro educador ambiental en esta ruta (Félix), nos recibe en la puerta del centro educativo. Nos cuenta la historia de esta dehesa y descubrimos así de un plumazo, la diferencia entre dehesa y bosque, tipos de pinos… Ya,ya,ya… se lo que estás pensando…. Te estás preguntando varias cosas. ¿En la dehesa de la villa hay restos de la guerra civil española?, ¿Qué tiene que ver este parque con la guerra?, ¿diferencias entre dehesa y bosque? ,¿Pinos?. A nuestro grupo les pasó igual, tenían un montón de preguntas y dudas pero afortunadamente aquí nos cuentan todo….

 

Un auténtico bosque dentro de la ciudad

“En el Parque de la Dehesa de la Villa, no solo hay una gran diversidad de especies vegetales y animales, sino que también existe un interesante patrimonio arqueológico de la Guerra Civil Española (periodo comprendido del 1936 al 1939), como búnkers, trincheras, impactos de proyectil, etc… La Dehesa de la Villa antiguamente estaba unida a la Casa de Campo y el monte de El Pardo pero actualmente ha quedado aislada y engullida por la ciudad proporcionando a los vecinos pinceladas de campo en medio de la urbe. Podemos encontrar gran variedad de árboles como pinos, almendros, amargos, acacias, chopos, fresnos, olmos, cedros, ciruelos de Pissardii y arbustos como las jaras, retamas, romeros y zarzamoras, además  se ha convertido en un refugio para las aves y cuenta con más de 70 especies, sin lugar a dudas es un auténtico bosque dentro de la ciudad. 

 

Paseo del Canalillo

Este pequeño canal llevaba las aguas desde el Canal de Isabel II hasta el Palacio de la Moncloa a finales del siglo XIX. Si seguimos esta ruta atravesaremos el parque de norte a sur por entre los pinos, uno de los puntos con mejores vistas es el Cerro de los Locos, un mirador situado sobre la antigua carretera.

 

Antigua carretera

Hace mucho tiempo se celebrarán en esta carretera acontecimientos deportivos como «La Subida a la Dehesa de la Villa para coches y motos» pero a mediados del siglo XX se cerró al tráfico rodado y ahora es un carril bici rodeado de árboles muy interesante. Sandra nos propone volver a esta senda y hacer un maravilloso recorrido en bici. ¿seremos capaces? Ya os lo contaremos… 

 

Paseo de Andrés Bello

Esta bonita ruta nos llevará hasta la estatua del intelectual Andrés Bello, nos toparemos con varios bancos y mesas y con espacios para la realización de ejercicios de rehabilitación.

 

Senda Real GR-124

Su origen data del siglo XV cuando Enrique III construye un pabellón de caza en el bosque de El Pardo, este camino unía el Alcázar madrileño con el pabellón.  Actualmente este sendero de largo recorrido une Madrid con la Sierra de Guadarrama, uno de sus ramales de 2 km atraviesa la Dehesa de la Villa y nos acerca a lugares como la Fuente la Tomasa, la antigua tapia del Pardo, la Senda Botánica o el mirador desde donde veremos unas vistas impresionantes de la Sierra de Guadarrama.

 

Historia de la Guerra Civil

La Dehesa de la Villa formaba parte de la segunda línea republicana. Desde alguno de sus puntos más conspicuos, como el Cerro de los Locos, se podía observar bien el frente de noviembre y diciembre del 36, desde el Clínico hasta la Cuesta de las Perdices. La zona conserva todavía numerosos restos de la guerra, varios de los cuales hemos podido ver con nuestros ojos de gran asombro. En el entorno del Cerro de los Locos, en terrenos de la Universidad, se pueden observar diversas líneas de trinchera, abrigos y una fortificación semienterrada. Se advierten además entradas a un refugio subterráneo en la ladera de la colina, que no pudimos explorar. En varios puntos sobreviven pilotes de hormigón en los que se enganchaba el alambre de espino que rodeaba las posiciones republicanas en este sector.

Justo cuando estábamos en el cerro de los locos, final de nuestro recorrido, empieza a llover como si no hubiera un mañana, lo que hizo que nuestra aventura fuera aún más mágica y divertida, ya que nos tocó volver al inicio mojándonos entre risas. Finalmente volvimos todo el grupo hechos sopa. Y entre carcajadas y grandes confidencias, nos despedimos hasta el próximo viernes que cada vez es más maravilloso. Si te apetece unirte al clan de esta piña y sus piñones, ¡te esperamos!

 

 


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