En el ámbito laboral, la prevención de riesgos laborales (PRL) no solo es una obligación legal, sino un compromiso ético y social. Garantizar la seguridad y salud de todos los trabajadores es esencial para el buen funcionamiento de cualquier organización, especialmente cuando hablamos de trabajadores inmigrantes, un colectivo especialmente vulnerable por múltiples razones.
En España, la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales marca las obligaciones en materia de prevención, formación y vigilancia del estado de salud. A su vez, el Real Decreto 773/1997 regula los Equipos de Protección Individual (EPI): define criterios de selección, uso, mantenimiento y formación necesaria.
Los datos de 2025 son un dato de urgencia: hasta julio, se registraron 668.801 accidentes laborales y 351 muertes en nuestro país. Sindicato USO Solo en los primeros cuatro meses, 236 trabajadores perdieron la vida en accidente laboral. UGT Incluso cuando algunos tipos de accidente muestran ligeras mejoras respecto a 2024, los niveles de siniestralidad siguen siendo inasumibles.
Para los trabajadores inmigrantes, estas cifras cobran un sentido más dramático. Pueden enfrentar barreras idiomáticas, menor acceso a formación preventiva adaptada, contratos precarios o subcontrataciones que debilitan la cadena de responsabilidad. Por ello, las empresas deben asumir una responsabilidad activa: no basta con cumplir “lo mínimo legal”, hay que llegar más lejos en comunicación, formación y supervisión.
El uso correcto y obligatorio de los EPI (cascos, guantes, arneses, calzado, protección auditiva o respiratoria, según el puesto) es un deber legal para el empleador y sirve como barrera fundamental frente al daño. Pero su eficacia depende de la formación, la adaptación al riesgo específico y la vigilancia de su empleo real en el día a día.
Una cultura preventiva seria implica que la empresa:
- Evalúe los riesgos de forma rigurosa y actualizada
- Implemente medidas técnica, organizativas y formativas
- Comunique en el idioma y nivel adecuado para cada persona
- Distribuya EPI adecuados, revisados y compatibles
- Supervise su uso y corrija incumplimientos
- Fomente la participación activa de los trabajadores en prevención
En definitiva, la seguridad laboral no distingue nacionalidades. Las cifras de 2025 nos recuerdan que la prevención no es un coste, sino una inversión indispensable en dignidad, vida y cohesión social. Las empresas deben implicarse con decisión en la seguridad de todos sus trabajadores, sin excepción, construyendo entornos de trabajo seguros, justos y humanos para todos.
Suscríbete a nuestro blog y recibirás en tu correo electrónico, los mejores contenidos de nuestra web. ¡No te pierdas nada!