Participantes de Oficina Sur visitan la exposición “La vuelta al mundo” en el Museo Nacional de Antropología.
En este verano que parece apretar y ahogar, desde la Oficina Municipal de Información, Orientación y Acompañamiento para la Integración Social de la Población Inmigrante (Oficna Sur-Oeste) seguimos con nuestra obligación y nuestro placer de dar a conocer los recursos que nuestra ciudad tan dadivosamente ofrece a cualquier persona que se lo solicita.
Esta vez encajamos nuestros espíritus en el Museo Nacional de Antropología que como bien nos informó nuestra magnifica guía fue el primer museo dedicado a esta ciencia que se creó en España. Su fundación se debió a la iniciativa personal del médico segoviano Pedro González Velasco y fue inaugurado en 1875 el rey Alfonso XII.
Nuestro aguerrido grupo de alumnas y alumnos, éramos más de 20, ávidos de conocimiento y con los ojos y oídos bien abiertos seguimos una explicación que se convirtió por momentos en dialogo, pues varias de nuestras alumnas eran oriundas de los países de los que estábamos escuchando hablar y viendo sus objetos.
Empezamos con la sala dedicada al archipiélago filipino con objetos vinculados, en su mayor parte, a la vida cotidiana: pesca, caza, transporte, ajuar doméstico, indumentaria y complementos, objetos de ocio y de culto. Vimos vasijas, trajes, mantones, figuras, cruces y un sinfín de objetos.
Seguimos con la sala de Asia, una sala con Buda y su historia, con la religión de Mahoma y con el hinduismo concretados en estatuas, figuras, libros, piezas de madera y de metales precisos. Una maravilla y solo estábamos empezando.
Subimos literalmente a la segunda planta y al nivel de África. El Magreb, sus cerámicas y su joyería, Guinea, sus figuras, máscaras y objetos rituales. Una delicia para nuestros ojos y un placer para nuestros oídos, pues nuestra guía seguía haciendo las delicias del alumnado con sus comentarios y sus preguntas.
Seguimos subiendo y aterrizamos en la tercera planta, la de América y sus trajes de plumas, con sus adornos, máscaras, armas, equipamiento doméstico e instrumentos musicales, así como una interesante colección de cerámica. Un altar mexicano, precioso y una pequeña cabeza reducida de la zona amazónica… Un final de miedo.
Como bien dijo el maestro de la actuación de impronunciable nombre austriaco “volveremos”.